1. Calienta la nata con la malta y retírala del fuego cuando inicie el hervor. Deja reposar unos 15 minutos. Cuélala, tápala y déjala en la nevera toda una noche.
2. Al día siguiente, monta la nata. En un recipiente limpio y seco, pon las claras, añade una pizca de sal, azúcar y móntalas a punto de nieve. Mezcla suavemente y en forma envolvente las claras con la nata.
3. Distribuye la mousse en unos vasitos o copas con la ayuda de una manga pastelera, reserva en la nevera 1 hora y sirve con hojitas de menta fresca.
Truco
Puedes servir la mousse acompañada de almendras, avellanas o nueces troceadas, chocolate laminado, pasas de Corinto y arándanos deshidratados.